Llevar una vida activa a pesar de la enfermedad renal

Llevar una vida activa a pesar de la enfermedad renal

Mi enfermedad renal no es todo lo que soy

Corría el año 1993. Yo tenía 19 años y estaba en el primer curso de la universidad. La vida acababa de empezar y yo estaba listo para descubrir qué tenía que ofrecerme. Por aquel entonces tenía sed muy a menudo, pero no le daba mucha importancia. Un día me fijé en que tenía el tobillo hinchado. No me dolía y pensé que sería un esguince leve, pero aun así decidí ir al hospital para que me lo miraran. 

 

Mi enfermedad renal no es todo lo que soy

El diagnóstico me pilló totalmente por sorpresa: tenía los riñones dañados por una glomeruloesclerosis focal y segmentaria (GEFS) y debía empezar diálisis de inmediato. No me había dado cuenta de que mis riñones habían ido fallando de forma lenta y traicionera. ¿Por qué? ¿Podría haberlo evitado? En algunos casos, sí que es posible detener la enfermedad, pero en el mío ya era demasiado tarde. Me quedé hecho polvo. ¡No quería vivir con una enfermedad renal! No podía creerme que el sistema sanitario y sus profesionales no fueran capaces de curarme o de tratarme de algún modo para que recuperara la función renal. Mi vida dependería de estar conectado a una máquina un día sí y otro no. Nada podría haberme preparado para recibir aquella noticia, que más bien me pareció una sentencia de muerte. A partir de entonces, dejé de saber qué es ser «normal»… de hecho, llevo en hemodiálisis desde 1995 y a día de hoy (2023) sigo con el tratamiento esté donde esté para mantenerme con vida. 

En 1998 puse todas mis esperanzas en un trasplante de riñón. Después de 3 años en lista de espera, me llamaron del hospital para operarme. Por desgracia, debido a una recurrencia temprana de la GEFS, tuve que volver a diálisis al cabo de 4 años.  

Tina Turner
La lucha por la recuperación siempre es una lucha por la información correcta!
Tina Turner

Con el tiempo, he aprendido que mi enfermedad renal no me define. Solamente me siento como un paciente renal durante las sesiones de hemodiálisis. Cuando acabo el tratamiento, soy como todos los demás: una persona con sueños, aficiones y aspiraciones. Quiero vivir una vida plena, como cualquier persona sana.  

Intento mantenerme activo tanto física como mentalmente, ir de aquí para allá y viajar por todo el mundo, aun estando en hemodiálisis. Creo firmemente que la movilidad es un derecho de los pacientes renales, no un privilegio. 

Por encima de todo, valoro mi independencia y ser capaz de cumplir mis sueños, como viajar y descubrir otras culturas.  

¡Soy un explorador nato! De momento, he visitado más de 30 países, como la India, Filipinas, Indonesia, Estados Unidos, Canadá, Colombia, Japón, Tailandia… ¿Quién sabe adónde me llevará la vida en mis próximas aventuras? Mi objetivo es descubrir qué hay más allá del horizonte. 

 

Es cierto que dependo de una máquina para sobrevivir, pero la puedo encontrar en cualquier parte del mundo. La peor discapacidad es creer que no podrás hacerlo... 
La importancia de un chequeo médico

La importancia de un chequeo médico

Casi tan sencillo como lavarse las manos: una pequeña prueba de orina podría prevenir la diálisis y el trasplante.